En el Bajo Llobregat
Inauguración de un ferrocarril
Pocas veces, en el cumplimiento de nuestra misión informadora, hemos sentido la emoción que embarga en estos momentos nuestro ánimo al reseñar la fiesta que se celebró ayer con motivo de la inauguración de la línea de Barcelona á Manresa, construida por la compañía Camino de Hierro del Nordeste de España. Y es que no siempre se da el caso, que ayer se mostró con toda esplendidez, de que al fausto y pompa oficiales acompañen los entusiasmos de toda una comarca, que ve convertidas en realidades sus mas caras ilusiones, que contempla por primera vez lo que amarga y frecuentes decepciones le habían conducido á considerar como sueño irrealizable.
La comarca del Bajo Llobregat, los importantes pueblos de San Baudilio, Santa Coloma, Pallejá y San Andrés, que durante tantos años habían luchado con constancia sin igual, con una perseverancia que no bastaron á amortiguar los frecuentes desengaños sufridos, para poseer una línea directa que fomente su comunicación con Barcelona y sirva de vehículo á los productos de su industria y agricultura, sintieron ayer el gozo vivísimo, la inmensa satisfacción de ver cumplidos sus deseos y pudieron contemplar el paso de la locomotora que cruzaba veloz sus feraces campiñas, como heraldo de futuras prosperidades y bienandanzas.
La naturaleza se asoció al júbilo de aquellos vecindarios y un día espléndido de invierno, de temperatura agradable, contribuyó á la mayor brillantez de la fiesta.
Los invitados. Bendición de las obras
A la una y media de la tarde se reunieron las autoridades y los demás invitados á la inauguración de la sección Barcelona-Martorell, de la nueva línea, en la estación de Barcelona que se levanta al final de la Granvía, junto á la riera de Magoria.
Formaban parte de la comitiva el director general de Obras públicas, señor Zorita, que en representación del ministro de Fomento vino de Madrid para asistir á la inauguración, acompañado de los ingenieros señores Gelabert, jefe del servicio hidráulico, Núñez Arenas, del negociado de tráfico y Martínez Diego, oficial primero del negociado de construcción de ferrocarriles del ministerio de Fomento; el capitán general don Valeriano Weyler, acompañado de su ayudante; el gobernador civil señor Sánchez Anido; el obispo, doctor Laguarda; el diputado provincial por el distrito de Villanueva-San Feliu, señor Jansana; que llevaba la representación del presidente de la Diputación, señor Prat de la Riba; el delegado de Hacienda, señor Eulate; los senadores señores Pons y Enrich y Girona; don José Bonet, director del ferrocarril de Manresa á Berga; don Luis Nandes, director del Central Catalán; don Mariano de Foronda, director de los Tranvías de Barcelona; don José Cornet y Mas, de la Maquinista Terrestre y Marítima; don Carlos Muntadas.
El ingeniero jefe de la división de ferrocarriles, don Pedro García Faria y el segundo jefe don Ramón Montagut; el jefe de Obras públicas, señor Martí; los ingenieros señores Cavestany, don Narciso Amigó y don Ventura de la Vega; don Fernando Junoy; el arquitecto municipal de Barcelona, señor Falqués; el arquitecto señor Doménech Estapá y el médico de la compañía, doctor Lloveras.
Del alto personal de la compañía del Camino de Hierro del Nordeste de España figuraban el administrador delegado de la empresa, Mr. Ryndzunsky, el ingeniero director señor Lalieux, el administrador señor Rózpide y el representante en Madrid de la empresa, señor Hernández Rózpide.
El director de la compañía señor Saliensi, el administrador, Salientini, y el secretario señor Boglia.
El representación del alcalde señor Sostres, diputado provincial por los pueblos que recorre la línea, quien no pudo asistir por tener que presidir la junta de vocales asociados, estuvo su secretario particular señor Vives.
Frente al edificio de la estación se congregó numeroso público para presenciar la llegada de las autoridades y demás invitados. Junto al andén se hallaba formado el tren en que se había de efectuar el recorrido de la línia, compuesto de la máquina, furgón de cabeza y cinco coches.
La locomotora se hallaba adornada con guirnaldas de flores y follaje, figurando en su parte delantera el escudo de España orlado con banderas nacionales, de Bélgica y de la región.
Poco después de la una y media el doctor Laguarda, revestido en pontifical, con báculo y mitra, bendijo el tren, la línea y las obras, asistido del Rdo. Reig, cura párroco de Hostafranchs, y de su vicario Rdo. Massó.
Terminada la ceremonia, subieron al tren los invitados, entre los que figuraban los señores ya citados anteriormente, los sacerdotes últimamente mencionados, los representantes de la prensa local, fotógrafos y corresponsales, los inspectores señores Martorell y Eloy y algunos otros señores.
Al ponerse el tren en marcha resonó un nutrido aplauso, dado por el público que presenció la salida.
El trazado
Al salir de la estación la línea se desliza por las afueras de las barriadas de Hostafranchs y la Bordeta, cruzando feraces huertas y bordeando casas de labranza y algunas fábricas. En la mayoría de estos edificios salieron sus moradores á la puerta ó se asomaron á sus respectivas galerías, saludando el paso del convoy con aplausos y ondeando los pañuelos.
El tren pasó sin detenerse por el apeadero de la Bordeta, efectuando su primera parada en la estación de Hospitalet, en donde esperaban el alcalde, el juez municipal, las demás autoridades locales y numeroso público, que saludó á los expedicionarios respetuosamente. Las autoridades locales cumplimentaron á los señores capitán general y obispo.
Con iguales demostraciones de afecto y consideración fueron recibidos los expedicionarios en la estación de Cornellá, en donde también esperaban las autoridades y bastante público.
Entusiasmo en los pueblos de la derecha del Llobregat
La acogida respetuosa que se había tributado á los expedicionarios en Hospitalet y en Cornellá la expectación con que los vecindarios de aquellos pueblos presenciaron el paso del convoy que inauguraba la nueva línea se trocaron al atravesar el Llobregat y á la llegada á los pueblos de la otra orilla en delirantes expresiones de entusiasmo en las que tomaron parte todos los vecinos sin distinción de clases sociales.
Para ellos el paso de la locomotora simbolizaba el logro de sus más caras aspiraciones, la consecución de la esperada mejora que ha de fomentar todas las fuentes de riqueza, favoreciendo la exportación de productos y la comunicación con la capital; para ellos la línea que se inauguraba es la única directa que poseen, mientras los pueblos de la otra orilla cuentan ya con las estaciones de la línea de M.Z. y A.. Por eso el recibimiento que tributó la villa de San Baudilio á la comitiva especial, fue tan entusiasta, que sorprendió agradablemente á todos los expedicionarios.
A la salida del magnífico puente tendido sobre el Llobregat, á ambos lados del terraplén que forma la vía, se hallaba apostado numeroso público, en el que predominaban las mujeres, y que recibió á los expedicionarios con vítores, aclamaciones y nutridas salvas de aplausos.
Formando hilera, junto al pretil de la cerca que rodea á la hermosa finca que el señor Escubós posee á la entrada del pueblo, se hallaban gran número de señoras que saludaban á los expedicionarios agitando sus pañuelos.
Cuando el tren entró en el término municipal todas las campanas fueron echadas á vuelo, confundiéndose sus repiques con el clamor de tos vítores, el tronar de los morteretes que se dispararon en el recinto de la estación y los acordes de la banda de cazadores de Alba de Tormes, que tocó la Marcha Real. El entusiasmo del vecindario era indescriptible, llamando la atención de las autoridades por la emoción y el júbilo que revelaba en todas sus demostraciones.
Al pasar el tren frente á la estación, cuya primera piedra hace la friolera de 30 años que fue colocada, una numerosa comisión de señoritas de la localidad obsequiaron á las autoridades con preciosos ramos de flores y un verdadero diluvio de confetti y profusión de serpentinas.
A lo largo del andén prestaban servicio individuos del somatén armado, á las órdenes del cabo don Jaime Torres. Todas las autoridades locales, con el alcalde, el cura párroco y el juez municipal al frente, se hallaban en el andén para cumplimentar á las autoridades.
Después de efectuadas. las correspondientes presentaciones se agregaron á la comitiva, continuando el viaje á Martorell, el alcalde don Salvador Bou, el primer teniente don Juan Busañas, el juez municipal don Juan Aleu, el cabo de somatenes don Jaime Torres y los señores don José Elías, don Carlos Font y don Eduardo y don Ricardo Castells.
Al ponerse el tren en marcha se reprodujeron los vítores y aplausos, con mayor entusiasmo si cabe que á la llegada.
Seguidamente la mayoría de los vecinos se dirigieron á la iglesia parroquial, donde se cantó un solemne Te Deum.
Después se efectuaron otros festejos profanos, pues ayer fue verdadero día de fiesta en San Baudilio; muchos edificios hallábanse engalanados.
Frente al manicomio, cuyos edificios aparecían también con los balcones con colgaduras, salieron los Hermanos de San Juan de Dios, con la banda del establecimiento, á saludar á las autoridades. El tren paró breves instantes, reanudando después su marcha hasta la estación de Santa Coloma de Cervelló, dónde fueron recibidos también los expedicionarios con grandes demostraciones de júbilo y alegría popular. En el andén estaba el «Orfeó» de la Colonia GüelI, que acompañado de una orquesta cantó el «Gloria á España» de Clavé.
Una comisión colocó en la máquina del convoy una preciosa corona de flores naturales, con lazos de los colores nacionales y de la región, y sentidas dedicatorias.
El alcalde de Santa Coloma, don Miguel Cardona, el propietario don Román Vía y el secretario del ayuntamiento, don Vicente Ferrer, después de saludar á las autoridades se agregaron á la comitiva.
En San Vicente, en Pallejá y en San Andrés de la Barca se reprodujeron idénticas manifestaciones de entusiasmo, siendo también recibida la comitiva por las autoridades, numeroso público, y bandas.
Al pasar el tren por las respectivos pueblos se agregaron á la expedición, además de los ya dichos, el alcalde y el juez municipal de Hospitalet, señores Marcet y Coto; el alcalde de Cornellá, señor Ribas; el de San Vicente dels Horts, señor Serra; y los de Cervelló y Vallirana, señores Riba, y Juliá.
En San Andrés de la Barca subieron el alcalde don Nicolás Costa, el secretario don Baudilio Net, el cura párroco don Cayetano Juanico, el juez municipal don Juan Campmany y el cabo de somatén don Juan Amigó.
Entre los varios incidentes curiosos ocurridos durante el trayecto, llamó la atención de los expedicionarios el que se desarrolló en San Andrés de la Barca, donde al pasar el tren y cuando se acercaban las autoridades locales para cumplimentar á las de la provincia, se subió á un vagón que había, en una vía próxima, un robusto labrador, el cual cuadrándose militarmente, gritó con voz fuerte: ¡Viva el capitán general Weyler, con quien hice la guerra de Cuba! Con él fui y luché en la trocha de Morón.
El general le recordó en seguida, conversando afablemente con el antiguo soldado.
En Pallejá el señor Castells presentó á las autoridades de la provincia el médico de la población, manifestando cómo caso curioso que comprueba los méritos del facultativo y las excelentes condiciones de salubridad de la población, que en - dos años sólo -han fallecido dos vecinos, y aun éstos por consunción natural, producida por la vejez.
En el Apeadero de Martorell esperaba también la llegada del tren bastante público, siendo más numeroso el que aguardaba en la estación de término de la sección.
Las ‘autoridades' y demás invitados visitaron en la estación de Martorell los trabajos que se realizan, para la continuación de la línea hada Manresa y los de empalme con la del ferrocarril catalán.
Poco después se emprendió el viaje de regreso á Barcelona, que se efectuó sin novedad, siendo recibidos los expedicionarios con las mismas demostraciones de entusiasmo que en el viaje de ida, al pasar por. S. Andrés de la Barca, Pallejá, San Vicente del Horts, Santa Coloma de Cervelló y San Baudilio; en todas ellas, además de los individuos del somatén, prestaban servicio parejas de mozos de la escuadra.
Todos los expedicionarios mostráronse muy satisfechos de la excursión y de las Bellezas de la línea que cruza en parte por la rica huerta del Bajo Llobregat y sigue por su ribera hasta Martorell. El trayecto que ayer se inauguró tiene unos 27 kilómetros de longitud, y en él son las principales obras los dos puentes metálicos tendidos sobre el Llobregat, uno en San Baudilio y otro en Martorell. La empresa se propone activar los trabajos para la construcción del trozo que falta de Martorell á Manresa, á fin de ampliar lo antes posible el campo de explotación de la línea.
Para hoy y en los días sucesivos se ha organizado la salida de tres trenes de Barcelona y de otros tantos de Martorell; los primeros saldrán de Barcelona á las 8'23, á las 12'15 y á las 17'35, y los de Martorell á las 8'45,14'16 y 18'36.
En breve se propone la compañía aumentar este servicio hasta el número de trenes que sea necesario para el tráfico de las poblaciones que une la línea.
Un banquete
A las ocho de la noche, se celebró en el Hotel de las Cuatro Naciones, el banquete ofrecido por la compañía de Hierro Nordeste de España, con motivo de la inauguración de la sección Barcelona-Martorell, á las autoridades y representantes de diversas entidades.
Ocupó la presidencia el director general de Obras públicas, señor Zorita, sentándose á sus lados los señores Weyler, doctor Laguarda, Sánchez Anido, los representantes de la compañía y las demás autoridades.
Entre los comensales figuraban los señores que asistieron á la inauguración de la línea y los alcaldes da los pueblos que aquella recorre.
Terminado el menú, exquisito y bien servido, inició los brindis el director de la compañía Mr. Lalieux, quien expresó el agradecimiento de la empresa constructora del ferrocarril al gobierno por las facilidades que la ha dado para realizar la obra, á las autoridades, á los representantes de los pueblos y de otras entidades y á las de la prensa por haber contribuido con su asistencia al esplendor del acto celebrado.
El señor Lalieux terminó su elocuente brindis con vivas al Rey y á España, que fueron calurosamente contestados.
El sexteto que durante la comida amenizó el acto, interpretando escogidos trozos de música, al terminar el señor Lalieux su brindis, tocó la marcha real, que oyeron de pie los comensales.
El director general de Obras, señor Zorita, manifestó que en nombre del gobierno recogía las frases de afecto que el señor Lalieux había tributado á España, y lo hago –añadió- cuando siendo aun dominado mí ánimo por la impresión, que me ha producido la riqueza agrícola é industrial de la comarca que hemos visitado, y cuando mi espíritu está aun conmovido por las demostraciones de afecto recibidas y las pruebas de amor á España. Los pueblos que así trabajan, que, así sienten y que de tal modo expresan sus sentimientos, son pueblos grandes.
Indicó la orientación iniciada últimamente par los gobiernos de proteger cuantas empresas é iniciativas tiendan á fomentar y desenvolver las fuentes de la producción, recordando al efecto las leyes sobre ferrocarriles secundarios, promulgadas recientemente y las más recientes aun sobre ferrocarriles complementarios. La finalidad de los ferrocarriles es indiscutible –dijo- que tiende á afianzar la independencia económica de los países porque atraviesan facilitando las medios de transporte y por lo tanto la natural salida de los productos y la adquisición de los que faltan. Pero, además, producen otros efectos igualmente útiles; descongestionan los grandes centros y sustituyen la emigración constante y perjudicial por la temporal y beneficiosa.
El señor Zorita terminó su discurso brindando por el Rey, por España, por Cataluña próspera y de potente industria y agricultura, por las autoridades y la empresa de la nueva línea, y dedicó un recuerdo á sus antiguos compañeros en la prensa, en cuyos corazones, dijo, tengo la seguridad que late el sentimiento único de laborar por al engrandecimiento de la patria.
Con esto terminó el agradable acto, haciendo votos los comensales por la prosperidad de la nueva línea para bien del país y de la empresa.
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NOTA EDITORIAL: Publicat a LA VANGUARDIA, el dilluns 30 de desembre de 1912.
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